La República de Benín es un país de África Occidental con una costa de más de 120 km, y cuya capital es Porto Novo. Limita al Oeste con Togo y Burkina Faso, al Este con Nigeria, al Norte con Níger y al Sur con el Océano Atlántico.
Es uno de los pocos países del África
Subsahariana que han logrado una transición política pacífica. Consiguió su
independencia de Francia en 1960 y adoptó una nueva constitución el 11 de
diciembre de 1990, poniendo fin así al sistema marxista-leninista que había
prevalecido desde 1975, sustituyéndolo por un sistema democrático. Desde
entonces, el país ha experimentado una situación socio-política relativamente
estable.
Pese a ser uno de los referentes democráticos dentro del continente africano, sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. En el Informe sobre Desarrollo Humano del 2013 elaborado por el Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), Benín ocupa el lugar 166 de 186, con un índice de desarrollo humano de 0,436. Cuenta con una esperanza de vida al nacer de 56,5 años y con 3,2 años de promedio de escolarización.
Esto evidencia que a pesar de la estabilidad política
hay muchos aspectos en los que Benín se encuentra en una situación desfavorable.
La estructura económica, las reformas estructurales poco evolucionadas, la
debilidad de las instituciones o la corrupción hacen necesario realizar cambios
para lograr un desarrollo económico y social que mejore la calidad de vida.
Llama la atención su riqueza cultural y la convivencia
constructiva entre las distintas religiones que se dan a lo largo de todo el
país (animismo, islam, cristianismo). La
práctica de los diversos cultos se identifica con los diferentes grupos
socio-culturales del país, entre los que destacan los fon, adja, yoruba y
baribá.
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